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martes, 26 de abril de 2011

El misterio del Poema 20



POR OSCAR HAHN. Tomado de Suplemento Cultural de http://www.lahora.com.gt/

¿A qué se debe la sostenida y multitudinaria popularidad del poema de Neruda? ¿Tienen razón quienes lo critican?

Entro en cierta página de YouTube y veo que tiene más de 10.000.000 de reproducciones. Repito: Diez millones. ¿El último hit de Lady Gaga, U2 o Justin Bieber? No. Es el "Poema 20" de Pablo Neruda, leído por el actor argentino Arturo Puig. Y eso, sin contar las reediciones del poema en innumerables libros impresos en castellano y en cuanta lengua existe. Más notable aún si consideramos que casi todas las composiciones de otros poetas, escritas en la misma época del "Poema 20", ya están perfectamente obsoletas y han pasado al olvido. Interesante, además, que ocurra con este poema que fue descalificado, y sigue siéndolo, con el lugar común de que no es un poema, sino un bolero, es decir, un texto supuestamente facilón, sentimentaloide y cursi; argumentos que serían abonados justamente por aquello de los diez millones. Esa descomunal cantidad de visitantes -se dice- jamás se interesaría en algo verdaderamente significativo y profundo. Lo que no explican es por qué otros poemas que podrían ser criticados sobre la misma base que el de Neruda no tienen ni remotamente el récord que ostenta el "Poema 20". O, dicho en otros términos, ¿qué encierran los versos de Neruda en particular, que son capaces de conmover a tan abrumador número de receptores y por una extensión de tiempo que parece no tener fin? Ese es el misterio.

Antes de formar parte del libro 20 poemas de amor y una canción desesperada, apareció en 1923 en la legendaria revista Claridad, de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, con el título de "Tristeza a la orilla de la noche". En ese entonces Neruda era un adolescente de apenas 19 años. El poema pertenece al género que se denomina "nocturno", tan común en la poesía y en la música clásica. Los chilenos sabemos muy bien cómo empieza: "Puedo escribir los versos más tristes esta noche". Y ahí comienzan también las diatribas de los detractores. Sostienen que Neruda, al iniciar el texto de ese modo, se estaría jactando de su habilidad como poeta. Mala lectura, pienso yo, porque lo que quiere decir, simplemente, es que las condiciones son propicias para que surjan sus doloridas palabras. ¿Cuáles son esas condiciones? Las típicas de muchos nocturnos: la ausencia de la amada, la soledad del amante, la nostalgia del amor, la inmensidad de la noche, la sensación de que algo ha terminado para siempre. Dadas esas circunstancias, "el verso cae al alma como al pasto el rocío".

Pero analicemos las objeciones. ¿Facilón? No tanto, parece, si sus críticos ni siquiera son capaces de entender el sentido del primer verso. ¿Sentimentaloide? Un texto puede ser tachado de esa manera cuando es excesivamente emocional y revela un estado de ánimo afectado y superficial. Nada de eso hay en el poema de Neruda, que expresa más bien una emoción convincente, auténtica y nada artificiosa. ¿Cursi?

Tampoco. Yo diría más bien: casi cursi. Pero ese es un atributo general de la poesía amorosa. Me explico. Soy un convencido de que los grandes poemas de amor siempre están haciendo equilibrios en la cuerda floja de lo cursi. Esa inminencia de lo que está a punto de llegar, pero no llega, es uno de sus atributos. La diferencia con los malos poemas de amor es que estos últimos no consiguen mantener el equilibrio y se precipitan sin más al vacío de la cursilería. Versos del "Poema 20" como "Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella". O: "Es tan corto el amor y es tan largo el olvido", son sin duda románticos, pero no necesariamente cursis.

Quizás uno de los factores que contribuyen a la recepción privilegiada que ha tenido este poema puede ser su esquema rítmico. O la fusión de ese esquema y el temple de ánimo expresado. O lo que dice, o lo que calla o lo que sugiere. O talvez apela a algo subliminal que hay adentro de nosotros. Vaya uno a saber. En suma, seguimos en la oscuridad. Por más que los detectives literarios nos empeñemos en desentrañarlo, parece que el misterio del "Poema 20" no será resuelto jamás. Tanto mejor. Porque como dijo García Lorca: "Sólo el misterio nos hace vivir. Sólo el misterio".

Los chilenos sabemos muy bien cómo empieza: "Puedo escribir los versos más tristes esta noche". Y ahí comienzan también las diatribas de los detractores.

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